miércoles, 1 de octubre de 2014

Vida privada de Victoria de los Ángeles

Modelo de la antidiva, huyó de las alharacas inherentes a su profesión. Hay una anécdota que refleja perfectamente el carácter de Victoria y muestra el aprecio que suscitaba allá adonde iba: una vez, la gran Renata Tebaldi tuvo que abandonar el Met e ir a Italia, ya que había muerto su madre. Era Navidad y Rudolf Bing, gerente del teatro neoyorquino, le suplicó que sustituyera a la de Pésaro en La Traviata. Victoria accedió y Bing, agradecido, hizo venir de Viena nada menos que a los Niños Cantores para que le dedicaran unos villancicos, lo que hicieron en medio de la ovación de un público entregado.
Aclamada en el escenario y maltratada por la vida, Victoria de los Ángeles tuvo que lidiar con tragedias reales que supo asumir y superar trasladándolas a su expresión vocal. Estuvo casada con Enrique Magriñá, con el que tuvo dos hijos. El mayor falleció unos años antes que ella. El segundo padece el síndrome de Down. Alejada del mundanal ruido por decisión propia, no se volvió a tener noticias de ella hasta el 15 de enero del 2005, cuando, víctima de una bronquitis, se iba para siempre, a los 81 años, una de las más grandes voces del siglo XX.

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